¿Hasta dónde subirán las tasas?
Hasta la fecha, la Reserva Federal de Estados Unidos, ha subido los tipos de interés en diez ocasiones, desde marzo de 2022, hasta llevar las tasas a los niveles actuales de entre el 5% y el 5.25 por ciento. Si bien no descarta un nuevo incremento antes de que concluya el año.
En consonancia, el Banco Central Europeo (BCE) ha secundado a la FED y ha salido de su política de tasas cero a reajustarlas al alza, de forma consecutiva, hasta en nueve ocasiones. Tampoco descarta seguir aumentándolas en lo que resta del año.
A finales de julio, la tasa de refinanciación se ubicó en 4.25% y la tasa marginal de préstamos en 4.50% y mucho de lo que suceda en este ritmo de ajustes dependerá de la situación de la inflación en los países de la Unión Europea (UE).
La propia Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha señalado que las decisiones al respecto serán tomadas en la reunión de septiembre, tras evaluar los datos económicos del primer semestre del año.
El rápido endurecimiento de la política monetaria ha pesado sobre los sectores de la vivienda, el financiero y el manufacturero, la debilidad se ve compensada por la fortaleza del sector de los servicios.
Tras cerrar el primer semestre del año no hay un consenso claro: los economistas del World Economic Forum tienen posturas muy encontradas al respecto de si 2023 será un año de aterrizaje suave o bien un año que marcará la senda de la recesión.
Durante la Cumbre de Crecimiento del Foro, que tuvo lugar los días 2 y 3 de mayo de 2023, un grupo de economistas discutió acerca del estado de la economía mundial. La incertidumbre parece ser la única certeza, al menos momentáneamente.
El 45% de los economistas participantes en dicho foro consideran que es probable una recesión a partir de este año; sin embargo, otro 45% no lo ven así y creen que es poco probable.
El consenso cree que Asia y América Latina liderarán el repunte y seguirán mostrando resiliencia ante el vendaval internacional; mientras que la peor parte se la llevarán las economías de la UE y la eurozona que está más expuesta a la guerra de Rusia en Ucrania; a los vaivenes de los petroprecios y el gas y a la inestabilidad en general del precio de las materias primas. En consecuencia, se considera que Europa tiene el mayor riesgo de estanflación.
A COLACIÓN
Como respuesta a la política monetaria restrictiva, el FMI predice que la inflación general mundial bajará al 6.8% este año; en 2022, se ubicó en 8.7% y para 2024, podría descender al 5.2 por ciento.
Sobre del horizonte de 2025 es que podrían verse ya más claros los efectos del alza de tasas en la reducción de la inflación aunque también dependerá de la duración de la guerra de Rusia en Ucrania y de los trastornos que se han generado en muchos commodities fundamentalmente energéticos, cereales y otros granos.
También del impacto de fenómenos climáticos como El Niño y otros fenómenos extremos como la sequía y las altas temperaturas que están secando muchos cultivos.
En la zona del euro, la inflación está en retroceso, al 5.5% observada en junio pasado pero el BCE quiere reducirla drásticamente hasta el objetivo del 2% y para eso queda un largo trecho.
El riesgo es debilitar el crecimiento económico y provocar una crisis financiera colateral. De hecho, Klass Knot, gobernador del Banco Central de Países Bajos, viene pidiendo prudencia al BCE.
En Estados Unidos, también está el objetivo de reducir la inflación al 2%, y el propio Jerome Powell, presidente de la FED, no ha descartado nuevas subidas de tipos de interés a pesar de que las tasas ya rebasaron la barrera del 5 por ciento. Por lo pronto, la tasa de desempleo norteamericana está en el 3.5% y el número de parados suma casi seis millones de personas y marcará la pauta a seguir.