Sara fue niña en abandono y ahora es directora del Ejército de Salvación
–Ha trabajado con mujeres migrantes y 8 organismos.
Nuevo Laredo, Tamaulipas.-Sara López es una mujer menudita y de gran corazón; morena y recia como algunas mujeres de provincia, pero de un amable trato con las personas, cualidad que le permite interactuar con los niños y niñas que en el Ejército de Salvación de esta ciudad han encontrado un segundo hogar, ya que posee un gran claridad mental y mucha nobleza.
Llegó hace cuatro meses de Tijuana, en donde trabajó durante tres años con 8 instituciones diferentes pero dedicadas al mismo trabajo de ayuda y protección a las mujeres, y su vocación nace porque cuando fue niña sufrió la misma problemática de abandono, y vivió en un refugio del Ejército de Salvación, de donde nació su vocación de ayudar a los demás.
“Pero en Tijuana es algo muy diferente a lo que sucede en el refugio de esta ciudad, ya que en Tijuana el contexto que manejábamos era de mujeres deportadas y mujeres en movilidad, porque son mujeres que andan buscando oportunidades en Estados Unidos, además de otras que buscan su protección en el vecino país”, comentó.
Dijo que muchas de las mujeres con las que tuvo trato por el trabajo que hacía con ellas, vivían en un contexto de mucha inseguridad, violencia y crimen en sus lugares de origen, de donde fueron expulsadas, situación que las obligó a salir de manera voluntaria para buscar refugio y asilo en Estados Unidos.
Fueron 46 las mujeres mexicanas y extranjeras con las que tuvo contacto permanente durante el tiempo en que estuvo en el refugio de aquella ciudad fronteriza, “y todas llegan en un estado muy vulnerable y con todas sus emociones encontradas porque no se encuentran bien por diferentes razones que atraviesan durante su trayecto hasta aquella ciudad”, explicó.
Mencionó que a diferencia de las mexicanas, las mujeres centroamericanas sufren más porque tienen que caminar un largo trayecto antes de llegar a la frontera norte de México, “y cuando llegan a Tijuana son muy vulnerables por todo lo que han pasado, porque son víctimas de la trata, la extorsión, el abuso sexual y diferentes delitos”, señaló.
Ese refugio para mujeres se llama ‘Casa Puerta de Esperanza’, un lugar en donde dijo Sara que las mujeres encuentran un nuevo lugar lleno de esperanza, y que pertenece al Ejército de Salvación, aunque algunas mujeres son enviadas por diferentes organismos que se saturan muy rápido, como el Instituto Nacional de Migración y el Sistema DIF municipal.
Tijuana ha ocupado en los últimos años los primeros lugares en maltrato contra mujeres, y de acuerdo a estadísticas, también se ubica esta ciudad entre las urbes con más casos de mujeres víctimas de violencia doméstica y abuso sexual.
Pero en Nuevo Laredo este año aumentaron los casos de este tipo en más del 30 por ciento al contabilizar en los primeros 9 meses de este año 571 casos de violencia contra las mujeres, la mayoría ocurre dentro de sus hogares.
Sara recordó el caso de una mujer que debido a su extrema necesidad, tuvo que entregar sus hijos a otra mujer porque era víctima de la violencia y estaba amenazada por sujetos, “y solo de esa manera pudo sacarlos del lugar en donde vivía. Por la inseguridad que había en su lugar de origen porque le exigían derecho de piso, y que si no les pagaba le quitarían a sus hijos para enrolarlos en sus flas”, explicó.
Bajo esta óptica de maltrato y abuso cada mujer es una historia diferente, y de acuerdo a la ONU “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.