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Terremoto del 19 de Septiembre de 1985 no se olvida!

David García (Crónica)

Reynosa, Tamaulipas.-Hoy a 39 años de ese día fatal, aún recuerdo esa mañana que a miles de ciudadanos nos despertó la sacudida del terremoto, las viviendas crujían al movimiento del temblor.

Gritos desesperantes de mujeres y niños «se acaba el mundo», decían.

Días después las imágenes en vivo serían catastróficas me viene a la mente los edificios que semanas antes estaban lucidos, ese día del terremoto devastados.

Miles de víctimas, amigos, familiares sin ser localizados, la muerte imperó por semanas, y el olor en las calles era insoportable podredumbre y hedor por las víctimas que aún yacían aun enterradas entre los escombros entre los hierros retorcidos de edificios, oficinas y fábricas.

La mirada atónita y perdida que se cruzaban entre si, quienes vivimos tan solo algunos segundos de terror, y que parecía que el tiempo se detuviera como si nunca se acabará.

Quién iba a pensar que sucedería, un día antes de ese recuerdo cuando visitaba la imponente torre Latino Americana, observando por el mirador la metrópoli del Distrito Federal, el hotel Regis, el edificio de las Costureras, el hospital General Regional, lucían de pie, fuertes.

Horas más tarde al terremoto destruidos como si fueran de papel, imágenes que llegan a mi mente del hospital parecía una imagen sacada de una era apocalíptica pero era real, vivida.

Hoy a 39 años de esa catástrofe en la Ciudad de México, solo existe el recuerdo pero si el temor de que la naturaleza devasta, busca su forma aleatoria para hacernos saber que está ahí.

La mano solidaria de miles de mexicanos que imperó en esos meses posterior al 19 de Septiembre de 1985 nos hace saber que en las tragedias México es unido.

Brigadas de apoyo esfuerzo y sudor de cientos de manos solidarias que apoyamos para la búsqueda de víctimas enterradas en los escombros que el terremoto dejó.

-Aqui está, aquí está gritaban las voces con jubilo y alegría quienes encontrábamos a las víctimas aún vivas, medio muertas, inermes, idas entre lo terrenal y espiritual.

Los cuerpos de emergencias presentes al igual que los cuerpos de rescate presentes y las manos de mujeres, jóvenes y hombres que con los ojos nos hacía recordar de lo susceptible que es el ser humano.

Poco a poco los mexicanos fuimos cobrando de nueva cuenta las ganas de seguir viviendo, adelante y nos hace recordar que los desastres naturales están ahí presentes haciéndonos constantes recordatorios la muerte asecha todos los días pero la enfrentamos con orgullo y valentía.

Hoy a 39 años sigue la herida aún que solo en un recuerdo pero sigue viva que el ser humano es tan vulnerable a la fiera Naturaleza.

Imagen del hospital General de la Ciudad de México

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