NUEVO LAREDOTAMAULIPAS

Don Cuco y La Orejona recorren las calles de la ciudad pepenando para vivir

-Tiene 40 años haciendo lo mismo, pero se le murieron 7 mulas.

Gastón Mongue Estrada.

Nuevo Laredo, Tamaulipas.-Desde hacer 40 años Refugio Ramírez recorre las calles de la ciudad en busca de cosas que recoger para su venta, y lo hace a bordo de un viejo y desvencijado carretón de madera hecho por él mismo para esta cotidiana y tediosa tarea; lo hace jalado por una vieja mula que ya se sabe el camino tanto de ida como de vuelta desde la colonia Claudette hasta las colonias más alejadas de la ciudad.

Es mediodía y el intenso calor pesa, es tanto que hasta la mula al detenerse agacha la cabeza para que el fuerte sol no le pegue de lleno, o tal vez para buscar un refugio que le permita disfrutar del breve descanso.

En esta ocasión se dirigía al hospital del Imss, para una cita médica con la intención de calmar un viejo dolor que padece desde hace tiempo, ya que una hija que tiene, la única, lo tiene afiliado a esta institución médica.

Don ‘Cuco’, como le llaman sus conocidos, tiene 65 años de edad y le acompaña sentada siempre a su lado su pareja de nombre Silvia Torres, quien dijo no saber su edad, aunque Cuco dijo que cuenta con 50 años. Tal vez por la miseria en que viven, una mala alimentación y lo pesado de sus jornadas laborales hace que ambos aparenten más edad.

“Venimos desde la colonia Claudette, y todos los días hacemos más de dos horas de ida y otras dos horas de vuelta”, dice Cuco al paso que le marca su noble mula de nombre ‘La Orejona’, la más reciente, porque las otras 7 que tenía se le murieron, y es cuando se remonta en el tiempo para mencionar los nombres de sus nobles animales, ‘Oreja Chica’, Iliana’, Juana’ y otras cuyos nombres se le pierden en el olvido.

Viven de la pepena

“Lo que recojo lo vendo porque de eso nos mantenemos al venderlo”, exclama con tristeza porque dice que el fierro lo pagan a peso el kilo, dinero que no le alcanza ni para comer.

La mula tiene su fecha de nacimiento marcada con un ‘fierro’ en el anca izquierda, pero se ve muy borroso y no se distingue muy bien.

Cuco junta lo que encuentra en las calles y lo que le donan personas de buen corazón; aluminio, cartón, fierro y lo que se encuentre y le puedan donar, aunque en esta ocasión lleva mucha prisa porque tiene su cita médica a la una de la tarde, y al momento de esta entrevista faltaban solo unos minutos, por lo que el apuro se le nota y arrea a la orejona para que marque de nueva cuenta el paso.

Desde hace cinco años Cuco y Silvia viven juntos porque las otras dos esposas que tenía se le fueron y lo dejaron a su suerte, “y se van porque se quieren ir, pero aquí tengo a mi Silvia que me acompaña a donde voy”, explica mientras suelta una sonora carcajada que hace que La Orejona de un pequeño pasito que mueve el viejo carretón.

Cuando la última mujer se le fue a Cuco, se le acercó Silvia porque eran vecinos en la colonia Claudette, y luego de un tiempo se juntaron, y aunque Silvia iba a ser la primera de las tres que tuvo, no fue posible porque se fue primero con un vecino cercano que ya murió, y por esa razón ahora ambos viven juntos.

Ya es la una y Cuco toma la rienda para arrear de nueva cuenta a La Orejona, y despacito retoma el camino que le llevará hasta el hospital del Imss, un lugar que la coz popular le conoce como el hospital de la ‘Bandera’ debido a su cercanía con la monumental Bandera de México que pende en ocasiones del asta de 105 metros de altura, ubicada en la plaza Morelos, convertido en refugio de migrantes.

Cuco y Silvia tiene buen humor, tanto que hasta posan para la foto que este reportero les solicitó, y sin fingir nada, mostraron una enorme sonrisa que denota la dicha que les permite vivir juntos en medio de tanta pobreza, tantas necesidades y tanta esperanza por seguir haciendo lo mismo por más tiempo.

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