La necesidad los obliga a buscar trabajo en Feria del Empleo
Gastón Mongue.
Nuevo Laredo, Tamaulipas.-José Refugio es un joven minusválido de 22 años de edad que acudió la mañana de este martes a la Feria del Empleo a probar suerte entre las 60 empresas que ofrecieron mil 500 plazas para ser ocupadas, pero el temor que le invadió desde que salió de su hogar en una colonia del poniente hizo que le acompañara su madre Lucila Arellano de 59 años, para darle confianza, ya que además no sabe leer.
A ello se suma una evidente dificultad para hablar muy a pesar de haber cursado completa la secundaria en una escuela local, por lo que el temor a ser rechazado por ambas discapacidades le restó la confianza necesaria como para acercarse a una de las empresas y llenar una solicitud de empleo.
Es por eso que su madre recorrió todo el Centro Cívico, recinto en donde se realizó este peculiar evento, en busca de un empleo que se adaptara a las necesidades de su hijo.
“Ya no estudio porque estoy buscando trabajo, y el que sea es bueno, pero y he buscado trabajo y no encuentro, pero quiero uno aunque sea de guardia”, dice el joven entre un poco de temor y un poco de pena, mientras su madre lo deja solo en la entrevista, tal vez para se sienta seguro y deje a un lado sus temores.
Pero debido a sus impedimentos, Refugio reconoce que será difícil encontrar un trabajo que se adapte tanto a sus necesidades como a sus discapacidades, pero aun así dijo seguirá intentando hasta que consiga un empleo justo y digno que le permita darle algo de dinero a su ya cansada madre.
Su único trabajo ha sido de guardia en una empresa, pero renunció sin decir los motivos, por lo que siempre que sale a las calles lo hace acompañado de su madre, a quien no le gusta que ande solo, aunque tiene tres hermanos más de los que no dio detalles.
“No sabe leer pero aun así anda buscando trabajo a pesar de que es un discapacitado, pero sí ha trabajado de guardia, y de poder encontrar si puede porque siempre ha podido”, dice Lucila con voz confiada y segura mientras mira de reojo a su hijo que con una inteligente mirada observa algunos de los módulos empresariales que ofrecen mil 500 oportunidades a buscadores de empleo en el Centro Cívico.
Lucila lo acompaña cada vez que sale a buscar trabajo, y así lo hizo esas tres ocasiones en que encontró empleo de guardia o de intendencia en empresas que lo contrataron.
María es una chica de 19 años que dejó la escuela por una gran necesidad de trabajar y obtener ingresos para subsistir, ganar dinero, ahorrarlo y seguir estudiando, por lo que su caso no es muy diferente al de José Refugio, a quienes los identifica la misma necesidad y la misma pobreza, aunque a María las oportunidades abundan.
“Mi familia depende de mí porque soy la mayor y todos tienen necesidades que enfrentar, y por eso necesito trabajar”, razona de manera clara tras mencionar que busca ingresar a una maquiladora para tener las prestaciones de ley que le permitan crecer, porque tiene muchas ganas de ingresar a la universidad, tener un buen empleo y una vivienda digna.